
Historia del río y de su integración en la ciudad
Pocos elementos estructurales han tenido la importancia del río en el devenir de
los procesos urbanos y arquitectónicos que, de alguna manera, han ido
configurando la morfología que nos encontramos en la actualidad.
En base a esos hechos y a los datos más generales que nos proporcionan los
diferentes asentamientos poblacionales y las distintas civilizaciones que se
han establecido históricamente en la ciudad, se podrían diferenciar, para su
análisis, los siguientes períodos o cortes históricos.
a) El periodo romano.
b) Períodos islámicos.
c) Desde 1236 (toma de la ciudad por Fernando III) hasta 1492.
d) El siglo XVI.
e) Siglos XVII y XVIII (hasta la invasión francesa).
f) Siglo XIX.
g) Siglo XX.
a) El periodo romano.
Prácticamente desde su fundación por Claudio Marcelo, Córdoba ha estado muy
vinculada al río Guadalquivir, fundamentalmente en aspectos comerciales.
La navegabilidad de barcos de poco calado provocó la creación de un puerto y
del foro comercial —según diversos autores— en la zona de la margen derecha
próxima al puente de San Rafael. Esto trajo consigo los primeros
asentamientos, estrechamente vinculados a las actividades relacionadas con
el río.
Acontecimiento determinante, fue la construcción del puente viejo, que trajo
consigo una doble consecuencia. Por una parte, potenció el carácter de
Córdoba como ciudad de paso y de cruce de caminos, compartiendo de esta
forma, el tráfico comercial que hasta ese momento era casi exclusivo de la
ruta de la Plata. Y por otra, provocó los primeros asentamientos en la
llamada Secunda (Campo de la Verdad).
b) Los períodos islámicos.
Durante este periodo, este sector, sin perder importancia comercial del río,
—precisamente, es cuando máximo uso tienen los molinos—, presenta una
situación preponderante en el contexto de toda la ciudad. Esta se aproxima
al río de forma muy significativa, dando respuesta a esta preferencia que
esta cultura tiene por el agua y su manipulación. Así vemos cómo el centro
representativo y de poder se desplaza hacia el sur, constituyéndose la
alcazaba en el alcázar y alrededores. Al mismo tiempo, proliferan las villas
de recreo en los alrededores del casco de la Almedina, ubicándose una parte
muy significativa de ellas en el sector que nos ocupa.
Es, pues, el inicio del uso del río por la ciudad, no sólo como elemento comercial y
de relación, sino también como elemento favorecedor del ocio y la expansión.
La ampliación, durante el periodo califal, de la ciudad, con la ocupación
definitiva de la zona sur, tanto de la Almedina como de la Axerquia, supone
la conformación casi definitiva de la trama urbana de estos sectores que ha
llegado hasta nuestros días.
c) Desde 1236 hasta 1492.
Todo lo contrario fue lo que ocurrió en el periodo medieval cristiano (1236-1492),
en el que el río pasa a ser un elemento defensivo más. La ciudad se encierra
totalmente en el recinto intramuros, dándole la espalda al río. Es la época
en que se fundan la mayoría de las iglesias y conventos del sector y de la
ciudad, y el nuevo Alcázar, denominado de los Reyes Cristianos, con el
barrio de los Ballesteros (San Basilio). Adquiere especial importancia la
Calahorra y recinto de muralla.
d) El siglo XVI.
Esta situación se convulsiona fundamentalmente en el s. XVI, como consecuencia del
comercio exterior con las Indias, que supone el florecimiento de la economía de la
Andalucía del Guadalquivir. Esto trae consigo el máximo esplendor del camino real.
Se edifica la Puerta Nueva y la conformación actual de la Puerta del Puente.
Es la época de las posadas y mesones, que en su casi absoluta mayoría se ubican en este
sector. Los gremios que alcanzan su máximo esplendor se sitúan en esta zona.
e) Siglos XVII y XVIII.
La crisis del s. XVII, lógicamente, afecta a esta zona, que resurge un tanto en el s.
XVIII. Parece que la naturaleza se alía con la depresión, y vemos cómo las
mayores riadas se producen en el s. XVII. Esto conlleva que en el s. XVIII
se planteen diversos proyectos de protección, que culminan en 1790 con el
inicio del murallón definitivo. La invasión francesa paraliza estas obras
que se desarrollan posteriormente a lo largo del s. XIX.
f) El siglo XIX.
Esta es la época del paseo de la Ribera. Con la construcción del murallón, viene
la conformación del paseo, y como consecuencia, el inicio del desplazamiento
del eje y simultáneamente ronda sur, constituido por el camino real, hacia
el sur, en lo que después sería travesía de la N-IV. Toda esta operación
está íntimamente relacionada con las operaciones de derribos de murallas y
ensanches característicos de este siglo. Todo ello, junto con determinados
conceptos románticos, aproxima la ciudad de nuevo al río, abriéndose a él.
g) El siglo XX.
En los comienzos del siglo XX, se termina la conformación del paseo de la Ribera y
Ronda de lsasa, es decir, desde el Campo Madre de Dios hasta el Puente
Romano. El automóvil va a influir definitivamente en este sector, pues la
Ribera rápidamente se convierte en paseo, ronda y travesía de la carretera
N-IV y, como consecuencia de la poca capacidad de encauzamiento del Puente
Romano, se proyecta a finales de los años cuarenta un nuevo puente a la
altura de la confluencia del arroyo del Moro, en el campo de la Salud.
Al mismo tiempo, y como consecuencia de la masificación del casco histórico y la
consiguiente construcción marginal de la posguerra, se conforma el barrio de Miraflores, mediante un proceso de autoconstrucción. De distintas
características, aunque por los mismos motivos de déficit de viviendas, es
el barrio de Fray Albino, construido en los años cuarenta.
Varias riadas, que afectan gravemente al Campo de la Verdad y sobre todo a
Miraflores, impulsan la construcción definitiva del murallón de la margen
izquierda, que se construye más o menos simultáneamente al puente de San
Rafael, entre los años 1950 al 1952.
Lógicamente, la construcción del Puente Nuevo, conlleva la prolongación de
la Ronda de Isasa hasta él. Es en 1957 cuando se realiza el proyecto de Cruz
Conde, que define en su estado actual el Paseo del Alcázar, atravesado por
la N-IV. La travesía urbana de la carretera N-IV va a convertir, a partir de
finales de los años 60. toda la Ribera fundamentalmente en travesía,
distanciamiento como consecuencia, más que nunca el río de la ciudad.
A partir de 1987 un nuevo planteamiento de la ciudad es llevado a cabo por la
Corporación Municipal reconociendo la importancia del río como una de las
piezas de mayor relevancia de la ciudad, otorgándole la calidad de elemento
singular articulador, más que separador, entre las dos orillas.
De esta manera el río de integra en la estructura urbana de la ciudad, tanto a
través del nuevo viario (nuevos puentes), como de la concentración de usos
públicos en sus márgenes, algunos de ellos directamente relacionados con la
lámina de agua.
La importancia y trascendencia que el tema tenía de cara a la nueva imagen que
se pretendía dar de la ciudad, motivó la decisión municipal de convocar un
Concurso de Ideas, en la firme convicción de que las aportaciones
profesionales enriquecerían las posibles soluciones planteadas en el ámbito
municipal o local.
El concurso se planteó sobre la premisa fundamental, para la valoración de
los trabajos, que se trataba de establecer una nueva relación cualitativa
entre la ciudad y el río en búsqueda de una integración de éste, otorgándole
la cualidad de elemento articulador entre sus dos orillas (que serían así
Ciudad) sin hacerle perder su condición de elemento natural, discurrente a
su ritmo y con la estricta concentración de usos públicos en sus márgenes
que permitieran acercarse a él y "escucharlo" como gráficamente dijo D.
Eduardo Chillida Juantegui, miembro del jurado.
Se consideraba fundamental para la ciudad la recuperación del Paseo de
la Ribera como tal Paseo, quitándole el carácter de vía rápida que tenía, lo
que constituía una barrera entre la ciudad y el río. Esta drástica
disminución de tráfico debía permitir el avance de los Jardines del Alcázar
hasta la ribera del río.
Deberían recuperarse las Azudas y Molinos existentes, incluso los situados
aguas abajo del Puente Romano. La correspondiente elevación de la lámina de
agua, que alcanzaría sus niveles históricos, tendría que hacerse con respeto
al ecosistema de la zona que permite la existencia de islas o bordes
arenosos, hábitat de una fauna característica.
El Jurado hizo constar expresamente que el Concurso trataba de valorar
"ideas" , pero no "proyectos", de manera que la ejecución de éstos, en su
caso, sería decisión municipal posterior, que podría encargarse puntualmente
a especialistas de reconocido prestigio, a la vista de la importancia del
espacio urbano a modelar, y llevados a cabo en sucesivas fases, mediante los
planes o proyectos de desarrollo necesarios.
El primer primer premio dotado con 2.500.000.- de ptas. fue para los arquitectos D.
Pedro Peña Amaro y D. Jesús T. Ventura Villanueva, de Córdoba.
A principios de los años 90 el Ayuntamiento de Córdoba redactó el Plan
especial del río Guadalquivir que suponía una actuación urbanística en el
entorno del río con la incorporación de dos nuevos puentes, la reposición
del azud de Martos y la rehabilitación del molino, del recinto ferial y de
los parques urbanos del Balcón del Guadalquivir y Miraflores.
Han tenido que pasar 20 años y la intervención de 5 Corporaciones Municipales, Junta de
Andalucía, Ministerio de Medio Ambiente, Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y..., pero al fin hoy
podemos ver los resultados de aquel proyecto inicial, y podemos empezar a
pensar que tenemos un río accesible e integrado a la ciudad.
En Córdoba estamos acostumbrados a que las grandes obras se realicen despacito y
sobretodo las que están relacionadas con el río. No olvidemos el famoso
dicho popular: "Eso va a durar más que las obras del murallón", que nació a
raíz de las obras del murallón del margen derecho del río que se prolongaron
desde 1792 hasta 1852 (60 añitos),el primer tramo desde el Molino de Martos
a la Cruz del Rastro. El segundo tramo desde la Cruz de Rastro a Puente
Romano, desde 1881 a 1905 ( 24 añitos). Y la ampliación desde el Puente
Romano a la Alameda del Corregidor (Jardines bajos del Alcázar), desde 1907
a 1910. O sea que la famosa "obra del murallón" duró 87 añitos en sus tres
fases.
El proceso de la integración y los detalles de las distintas fases en las que se está
realizando, lo comento en otro apartado de esta misma página titulado
precisamente el proceso de la integración.
Bibliografía:
- Ramírez de Arellano. Paseos por Córdoba. Ed. Everest. 1976
- Ramírez de las Casas Deza "Indicador Cordobés". Ed. Everest. 1976
- Orti Belmonte "Córdoba monumental, artística e histórica" Publ.Diput. 1980
- Ibáñez Castro " Córdoba Hispano Romana" Public. Diputación Córdoba 1980
- García F., García R., Giménez, Portillo "La Ribera estudio especial"
Beca Colegio Arquitectos de Córdoba 1982
Historia del río y de la integración en imágenes...

Civitates Orbis Terrarum 1617

Litografia de David Roberts 1832
.jpg)
Litografia de David Roberts 1832

Puente sobre el Guadalquivir - Rafael Romero Barros 1885

Molino de la Albolafia. Dibujo de George Vivian 1838

Fotografía de Lucian Levi 1888

Vista general sin murallón de defensa en Paseo de la Ribera

Murallón de defensa hasta el Alcázar

Murallón margen derecha y Molino de Martos

Murallas del Alcázar

Los Molinos

Vista aérea de la Zona a remodelar en 1986

Estado del murallón izquierdo en 1986

Estado del murallón izquierdo en 1986

Murallón izquierdo y margen derecha desde el Estadio Municipal en 1986